Por la calle, en la radio, en las salas de cine, el español se oye cada vez más en los Países Bajos. Si a nadie se le escapa el creciente interés que nuestro idioma despierta, otros, como el profesor Francisco Moreno Fernández, se dedican a analizar esta tendencia, a indagar en sus causas y a perfilar sus retos. Titular de la cátedra Alexander von Humboldt, Moreno enseña Estudios Lingüísticos, Culturales y Sociales Iberoamericanos en la universidad alemana de Heidelberg. Fue director del Instituto Cervantes en la universidad de Harvard y lleva más de tres décadas dedicado al estudio del español en el mundo. Sobre esto, sobre el valor de nuestra lengua a nivel internacional y la responsabilidad que tenemos los hispanohablantes para preservarla, versará la charla que impartirá el próximo 4 de noviembre en la biblioteca pública de Ámsterdam (OBA), un evento organizado en colaboración con la recién lanzada Platform Spaans, la primera red de promoción del hispanismo en los Países Bajos.
¿Cómo ha evolucionado el español en el mundo en los últimos años?
En las últimas décadas estamos conociendo una mayor receptividad hacia el español, un mayor interés por su aprendizaje y una mayor presencia en comunidades donde no es la lengua habitual. El número total de hispanohablantes sigue creciendo, pero también otras percepciones del español, más difíciles de medir, han hecho aumentar el interés por nuestro idioma y que este se vea reflejado en los sistemas educativos de muchas partes del mundo, en los cuales se le está concediendo más relevancia.
En los Países Bajos el evidente interés por el español, sobre todo entre la sociedad más joven, no se llega a reflejar en las aulas, donde todavía se priorizan otras lenguas extranjeras. ¿Qué factores influyen para que un sistema educativo incluya un idioma extranjero u otro?
La situación de la enseñanza de lenguas extranjeras viene condicionada por varios factores: en primer lugar, por la circunstancia lingüística, ya que no es lo mismo enseñar otra lengua en un país que ya es multilingüe, como Suiza, que hacerlo en uno monolingüe. Cuando el país es multilingüe y no tiene tradición hispánica, el español no puede colocarse en las primeras posiciones. Otro factor es el político: los vínculos históricos, la vecindad o los intereses económicos pueden hacer que un sistema educativo priorice la enseñanza de una lengua sobre otra. En el caso de Holanda, es lógico que el alemán se siga ofreciendo en Secundaria al tratarse el neerlandés de una lengua germánica y al hacer frontera con Alemania. El tercer factor es el de los recursos: en muchos países existe actualmente un profesorado heredado de contextos anteriores. El ejemplo más claro de esto es el francés. Es un idioma que ha tenido una gran presencia internacional y, aunque está disminuyendo, la estructura está desarrollada para enseñarlo y lleva años haciéndose así, por lo que cuesta mucho cambiarlo. Esto hace que la presencia del español sea muy diferente en función de los países si bien el interés que despierta es creciente en todos ellos.
Menciona antes que el interés por el español se debe a muchas causas difíciles de medir, ¿podría aventurarse a descifrarlas?
Una muy clara es la importancia que está ganando el español en Estados Unidos, y todo lo que eso conlleva. Aunque demográficamente sigue siendo una lengua de inmigrantes y de sus descendientes, está muy presente en contextos muy variados y no se percibe como un idioma ajeno. Hay que recordar que, en el siglo XVI, la primera lengua europea que llegó a Norteamérica fue el español. Al mismo tiempo, el interés por la cultura en español está creciendo de manera exponencial. A la música latina – en gran parte producida en Estados Unidos- se suma el cine, la gastronomía, el estilo de vida e incluso el deporte. La manera en la que se exporta la cultura hispanohablante es muy abierta, recoge muchas influencias y muestra una gran capacidad de adaptación, algo que también favorece su éxito. Por otro lado, el valor económico y político de la comunidad hispanohablante ha ido ganando importancia a nivel internacional. Nuestra comunidad es muy sólida porque es muy compacta: los países donde se habla español hacen frontera unos con otros y esto dificulta el debilitamiento de la lengua. Además, al estar tan próximos, se perciben como un gran mercado en el que merece la pena invertir. Por último, el aspecto demográfico también es determinante. La gente quiere aprender español porque es una lengua de una comunidad enorme, una comunidad de usuarios potenciales, nativos y no nativos, que roza los 600 millones de hablantes.
¿Cuál es el reto principal que afronta el español?
El mayor reto del español está en lograr convertirse en vehículo de comunicación entre personas de culturas e idiomas distintos, como ocurre hoy en día con el inglés. Que personas que hablan dos lenguas diferentes utilicen el español para entenderse. Si logra convertirse en lengua franca, internacional, habrá dado un salto cualitativo enorme, más allá del peso de su comunidad nativa, que ya es la más grande del mundo por detrás del chino mandarín. Porque el crecimiento demográfico de esta comunidad nativa se frenará e incluso retrocederá en el último tercio de este siglo. Por eso es importante que el español refuerce su presencia como lengua de comunicación en distintos ámbitos, también en las redes y en internet.
¿Cómo se mide el valor económico de una lengua?
El valor económico se estudia desde una disciplina relativamente nueva llamada economía de la lengua, que analiza y cuantifica aquellas empresas e industrias que trabajan necesariamente con la lengua para cumplir su cometido. También se tienen en cuenta factores de percepción de la realidad, como ocurre en la economía convencional, difíciles de valorar y que pueden tener que ver con la identificación de los consumidores con un producto o una lengua determinada. Y por último hay que tener en cuenta también el poder adquisitivo de la comunidad que habla una lengua. Como dijo Antonio Muñoz Molina, «el enemigo del español no es el inglés, sino la pobreza». Cuánta mayor solidez económica tenga un pueblo, mayor prestigio adquieren automáticamente su lengua y su entorno.
En este sentido, el español sigue sin tener una presencia relevante en el ámbito científico, ¿A qué atribuiría usted esto?
Efectivamente se trata de un entorno en el que no se puede competir con el inglés. Como decía antes, la relevancia de una lengua está directamente relacionada con la inversión económica y la que los países hispanohablantes hacen en ciencia está muy por detrás de la de los más influyentes países anglosajones. Pero tampoco debe verse esto como un obstáculo para apreciar la relevancia del español en el mundo. La comunidad intelectual y científica internacional siempre ha tenido un vehículo preferente de comunicación: primero fue el latín, desde el siglo XVIII el francés y a partir del XIX el inglés. Sin embargo, los que usan ese tipo de lengua no tienen por qué dejar de lado sus lenguas nativas. Hoy es necesario que los investigadores de todo el mundo tengan una lengua común en la que poder comunicarse, pero se trata de un grupo muy reducido. La ciencia no es únicamente lo que esta élite publica, también lo es la divulgación científica, la formación académica de futuros investigadores o la educación infantil y juvenil. Todos estos niveles juegan un papel esencial en la presencia de una lengua en el ámbito científico. Por eso es necesario estimular el uso del español científico en todos ellos: hay que asegurar que los libros de texto de estas materias incluyan la terminología adecuada en español y que la formación de futuros investigadores también se haga en nuestro idioma.
Aun así, es inevitable que se cuelen anglicismos o que se españolicen palabras heredadas de otro idioma. Esto ¿contamina o preserva el español?
No hay que tener miedo a que los hablantes de un idioma lo adapten a su realidad o a que utilicen palabras en otra lengua para facilitar la comunicación. Si alguien vive en un país anglosajón o en Holanda, es absolutamente normal que ciertas palabras o expresiones no se traduzcan.
¿Qué papel juegan las redes sociales en el fomento y en la fortaleza del español?
Por un lado, las redes sociales tienen un rol fundamental en la cohesión de las comunidades hispanohablantes por todo el mundo. Por otro, son esenciales también para mantener el vínculo con el lugar de origen, lo que ayuda a seguir practicando el español. Los abuelos ahora hablan español con sus nietos de forma asidua, no solo en vacaciones, y esos lazos familiares contribuyen de manera fundamental al mantenimiento de la lengua. Pero, dicho esto, en internet hace falta mucho más contenido en español, en un lenguaje actualizado y moderno, el que ahora mismo se demanda. El esfuerzo es muy grande, pero es necesario hacerlo, ya que desafortunadamente muchos de nosotros compartimos o hacemos uso de contenido en inglés porque no lo hay en español. Para cambiar esta tendencia, es importante crear contenidos en español, principalmente, pero también hacer posible que el español pueda escribirse con normalidad en cualquier soporte, incluida la eñe o los signos de apertura de interrogación y exclamación.
Al aprender español suele surgir la pregunta ¿hay una variedad mejor que otra?
Rotundamente, no. En la enseñanza, hay unos profesores mejores que otros y unos materiales mejores que otros. El español tiene diversas normas que son equiparables y el mejor español no es ni el de México -aunque lo hable una cuarta parte del total de los hispanohablantes- ni el de España ni el de Argentina. No hay una variedad mejor que otra, todas son igualmente válidas. Pero ocurre que, en el ámbito de la enseñanza, los profesores necesitan modelos, porque no se pueden enseñar todas las variedades simultáneamente. Por suerte, los usos cultos de las distintas variedades del español comparten la inmensa mayoría de los elementos gramaticales, léxicos y fonéticos. Esto se debe a la naturaleza misma del español como lengua. En español, las diferencias dialectales son muy claras, pero no se ocultan generalmente, ya que los usos cultos de unas variedades y otras se pueden considerar socialmente equivalentes. En otras lenguas, como el inglés, la percepción de las diferencias regionales puede tener efectos sociales muy marcados.
Los que vivimos en países no hispanohablantes solemos temer por la calidad de nuestro español, por que se nos oxide o por que nuestros hijos no lo hablen perfectamente. ¿Debe preocuparnos esto?
Como sociolingüista, me interesan las distintas formas de hablar español en los diferentes contextos sociales, por lo que comprendo esta situación, porque el español tiene características particulares según el entorno en que se practica. No se puede pretender hablar español en Ámsterdam como si se estuviera en Madrid, y es lógico que, al estar en un contexto neerlandés, el español que surja tenga características propias. Parte de la riqueza de una lengua reside en esa adaptación, en que aparezcan nuevas palabras por influjo de otro idioma. Ahí está la flexibilidad de una lengua y ahí se demuestra su capacidad de incorporarse a una cultura. Esto no quita para que, al mismo tiempo se pueda producir un deterioro lingüístico, que puede tener que ver con una simplificación o pérdida de recursos gramaticales, como el subjuntivo o los tiempos compuestos. Si no se practica, la gramática se va simplificando y se tiene la impresión de que se habla mal español. Por eso es importante que la exposición al español de una persona en un entorno multilingüe sea suficiente para favorecer el mantenimiento de la lengua. En este sentido, es muy recomendable la participación en asociaciones, grupos o actividades en los que se hable español.
Información sobre el acto:
Fecha y hora: 4/11/2022 de 13:30 a 16:30
Lugar: Openbare Bibliotheek Amsterdam OBA (Amsterdam) – OBA Theater. Oosterdokskade, 143
Acceso libre y gratuito. Reserva de plaza aquí.